domingo, 3 de agosto de 2008

Capítulo 3

Baje del auto y lo primero que vi fueron unos chicos, uno como de dieciséis y el otro como de veinticinco o menos. Se notaban que eran hermanos y chicos adinerados, por como se vestían y la forma en que hablaban. (Las típicas personas que me caen mal)
Hablaban de la repartición de la herencia cuando me acerque a hablar con ellos.
Les pregunte el parentesco que tenían con el muerto y como ya me lo imaginaba me dijeron que eran sus hijos, pero que llevaban años sin verlo, porque había dejado a su esposa por una mujer más joven.
- si tiene más preguntas pregúntele a ella. - Me dijo el mayor, y me invito a pasar.
La casa era con balcones, escaleras, cuadros caros y pintada de blanco. (Típica casa de ricos)
Sara ya había entrado a tomar las fotos.
Me acerque a la mujer del fotógrafo, estaba seria, pero no lloraba.
Era alta rubia, de esas personas que tienes cuarenta y parecen de veinte.
Empecé a hacerles las preguntas típicas.
- ¿Dónde estaba usted cuando sucedió el hecho?
- Durmiendo a su lado. No escuche nada se lo juro... sé que todos piensan que yo lo hice para quedarme con su dinero pero yo si lo quería.
- Nadie la está acusando de nada. La razón por la que lo mataron es otra, de eso no tengo dudas. ¿Actuó extraño o le dijo algo días antes de morir?
- Si ¿Cómo lo sabe? El creía que un ladrón paseaba por su habitación mientras el dormía. Yo pensaba que era pura paranoia, con toda la seguridad que tenemos, no creía que nadie pudiera entrar. Llame a la policía en cuanto me desperté y lo vi pero no vinieron. Esto es muy raro estoy muy preocupada.
- Si, es un caso muy extraño pero ya voy a averiguar de qué se trata.
- Espero haberla ayudado en algo. Es todo lo que se pero si necesita algo más.
- Quiero saber más sobre lo que veía su esposo en su habitación.
- Bueno el decía que se estaba volviendo loco. Que soñaba con un hombre, al que no se le podía el rostro, que bajaba de la luna y entraba por la ventana y al abrir los ojos volvía a verlo por un momento y luego el hombre desaparecía como arte de magia. Los últimos días hasta decía sentir que se sentaba en su cama. Yo no le creía… pero ahora sí.
- ¿Le dijo algo más?
- No eso es todo, pero escribía muchas cosas en un cuaderno, quizás allá escrito algo de importancia. Venga conmigo.
Subí por las lujosas escaleras hasta un cuarto lleno de diplomas colgados en la pared.
Ella busco algo en el cajón de un escritorio y me entrego una carpeta llena de papeles y fotos.
- Eso es todo. - Me dijo. En ese momento entro Sarah Con su cámara y dijo. - ya es hora de irnos. - Me despedí de la mujer y de los chicos, subí al auto y volví a casa.

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