sábado, 26 de abril de 2008

Piense por usted mismo por tercera vez

¿Cuántas veces nos arrepentimos de hacer algo en su momento por el solo hecho de pensar en lo que los demás dirán después? Es una sensación fuerte, el arrepentimiento es una de las peores cosas que te puede pasar.

Luego uno piensa y trata de imaginar lo que hubiera sucedido si el miedo del momento es reemplazado por el coraje y la valentía necesaria para hacerlo.

Ese pensamiento es muy transitorio, solamente es una idea. Pero queda la bronca de no poder saber lo que hubiera sido si en esa situación hubiera pasado algo diferente.

No todo es tan malo, en esos momentos no estábamos preparados para lo que se venía, por más que habíamos escuchado los consejos de cientos de personas, hasta que no lo vivimos nosotros mismos no nos dimos cuenta de la importancia que tenía. Luego aprendimos, luego de sentirlo aprendimos tantas cosas que nuestros ojos ciegos no nos dejaban apreciar como eran realmente.

Comenzás a pensar todas las cosas que te perdiste por un error en una situación tan simple. Comienza la bronca por no poder volver el tiempo atrás y cambiar esos actos. Pero cuando uno nota donde está parado, donde se encuentra realmente, en qué posición y que lugar, aprende de esos errores y no solo está capacitado para volverlo a vivir nuevamente pero sin cometer el mismo error, si no que se prepara para lo que sigue. Porque la vida es así, siempre hay una nueva meta para lograr, siempre hay algo por lo que pelear y nunca se detiene el tiempo.

Si de algo no vamos a poder escapar nunca es la muerte, algún día vamos a morir, todos lo hacemos, todos estamos predestinados a lo mismo. Lo que no sabemos y jamás vamos a saber es cuando dicho destino se va a hacer realidad. Es por eso que tenemos que vivir cada día como si fuera un regalo del cielo, motivado, contento, feliz.

Somos nosotros los que nos creamos problemas, muchos de los problemas de los cuales nos preocupamos ni siquiera tienen que ver con nosotros, muchos de esos problemas son porque los demás se los crearon primero. Y otros tantos problemas son imposibles de solucionar por nosotros. ¿Entonces? No tiene sentido preocuparse, todo tiene un buen final cuando uno siente realmente que va a ser así.

Hay tantas cosas, pero tantas cosas, que nos hacen bien. ¿Por qué opacar ese brillo por algo malo? ¿Qué sentido tiene? Todo puede cambiar porque hemos aprendido a no cometer ese error, porque nos levantamos nuevamente y seguimos de pie queriendo tener la misma situación por segunda vez para demostrarnos a nosotros mismos que podemos ser mejores.

Luego de un tiempo conocés a tantas personas que piensan diferente, lo que vos creés no es lo mismo que ellos creen y lo que a vos te da alegría a ellos no les importa. Lo mismo también sucede al revés. Es por eso que no te puede importar lo que ellos piensen de vos cuando hacés lo que realmente te gusta, porque ellos no vivieron lo mismo que vos, no estuvieron ni siquiera cerca de ti cuando lo viviste. Ellos vivieron otra realidad y es difícil de entenderla porque no la viviste como ellos. Porque nadie vive la misma situación igual. De ahí se crea el respeto hacia el otro, cuando respetás la felicidad del otro.

¿Cuántos respetan al compañero? Son muy pocas las personas que respetan la felicidad de los demás, primero ellos y segundo ellos, nunca los demás.

Si nos ponemos a pensar que nos detuvimos de hacer algo por lo que esas personas luego piensen de nosotros, comprendemos lo patéticos que somos. Pero estamos totalmente seguros que nos pasa una sola vez, porque no podemos detenernos de hacer lo que sentimos por el pensamiento de los demás. Veámoslo desde el punto de vista siguiente: No hacemos algo por miedo a lo que digan los demás. Luego nos arrepentimos y nunca más sucede algo similar. Años más tarde estamos acá sentados, esperando que ese momento suceda nuevamente. Esperando por algo que ya pasó, que podía haber sido. ¿Es eso lo que queremos para nosotros?

No importa si lo que hubiéramos hecho estaba mal, lo tendríamos que haber hecho lo mismo, de los errores se aprende y nos hacen crecer, pero más allá de lo que esté bien o esté mal, nos queda esa satisfacción dentro que nos hace sentir bien porque sabemos cual fue lo más correcto para nosotros. Todos envejecemos pero pocos son los que crecemos a medida que transcurre el tiempo.

Es por eso que te digo lo siguiente, hacé las cosas con el corazón, sentí verdaderamente el momento y que no te importe tanto lo que digan los demás, el futuro ya que es incierto y el pasado, porque luego de muchos años, te das cuenta que el presente es lo único que realmente tenés. Del pasado aprendemos y del futuro solamente podemos esperar como algo que vendrá muy pronto. Pensá antes de hacerlo, pero hacelo, no te quedés con lo que hubiera sido, si no con la sensación de que vos hiciste lo que sentiste y no lo que otros creen que es lo mejor para vos.

No hay comentarios: