martes, 1 de abril de 2008

Un sin fin de ideas

¿Nunca les pasó a ustedes que tienen muchísimas ideas y sentimientos durante el día para transcribir en un papel y cuando llega el momento se les nubla absolutamente todo? Bueno, es exactamente lo que me pasa en este momento. No sé por donde comenzar a escribir ni sé como va a terminar esto.

Siempre he pensado que la literatura es la mejor forma de expresar mis ideas, sentimientos y pensamientos más complejos como absurdos. Ya que jamás he tenido tantos amigos de confianza, quizás no porque no estén si no porque no los quiera tener. La desconfianza que siempre estuvo dentro mío me hizo cada día opacarme más frente a la sociedad y ser aquella persona que siempre anda sola por la vida, solitaria y con muchas fantasías creadas por una mente soñadora.
Desde una época comencé a ayudar a los demás para olvidarme de mis problemas, aquellos problemas creados por mi obsesión por todo. El fanatismo que llevo dentro por cualquier cosa es impresionante para muchos. La obsesión y el deseo por las cosas que quiero me hacen crear problemas en donde no los hay, en donde podría evitarlos si viviera una vida más tranquila, más sana, sin tantas preocupaciones.

Se me es difícil vivir sin una meta, siempre tuve metas en mi vida, pequeñas metas que al concretarlas no solo me ponía contento, si no que hacía que siguiera creyendo en mí mismo para lograr metas futuras. Dichas metas van desde algo realmente importante para muchos, como lo es terminar de estudiar y poder recibirme de ingeniero, como metas muy cortas, ejemplo sacarme el carnet de la moto para poder ir al centro sin ningún problema.

Las experiencias que he tenido, aunque sean pocas, me han demostrado que mientras más deseo algo, más difícil es conseguirlo. ¿Por qué? Todavía no puedo responder a tal pregunta con certeza. Creo yo, que mientras más cuesta conseguirlo más lo valoramos a la hora de tenerlo. Muchas veces los regalos que nos hacen no terminamos de valorarlos como se deben ya que aparecieron muy rápidamente. Así tal cual tenemos el ejemplo de aquella persona que tiene mucho dinero y que quiere comprar algo y no tiene ningún problema en tenerlo al instante y todo lo contrario, aquella persona que no tiene el suficiente dinero y tiene que hacer muchos esfuerzos para conseguirlo. Esta última valora más su esfuerzo, su sacrificio y termina cuidando, valorando más dicho objeto que tanto le costó conseguir.

Lo lamentable está cuando, luego de tanto sacrificio y esfuerzo, se esfuma de la nada. Desaparece, se rompe, se quema, cualquiera sea el motivo, nos hace sentir de la peor manera posible.

Cada momento de nuestras vidas es una experiencia que nos hace crecer, algunos crecen más que otros, pero se crece al fin. Cada historia que se puede contar como experiencia, como una aventura que muchas veces nos disgusta, muchas veces nos enorgullece. Pero no hay nada más lindo que contar tus anécdotas y sentir que le estás trasmitiendo un conocimiento a otra persona para que pueda aprender de lo que vos viviste en carne propia.

¿Qué sentido tendría si todo fuera tan fácil? Supongamos que recibimos una herencia millonaria y queremos algo, cualquier cosa, y la tenemos al instante. Si deseamos comprar un auto y al otro día en la mañana vamos a la agencia, elegimos el modelo, el color y nos los llevamos a casa… ¡Buenísimo! Sería tan emocionante, tan placentero. Bueno, tenemos el auto, vamos para la casa… miramos el diario, vemos que hay varias casas en venta. Visitamos cada una de ellas y luego elegimos la más acorde a nuestras comodidades y la compramos. ¡Buenísimo! Ya tenemos auto y casa, en dos días conseguimos todo. Tenemos terrible casa, terrible auto y podemos hacer lo que queramos con ello. De repente se nos ocurre salir a la vereda y nos sentamos a descansar, mirar el sol, el cielo, los árboles y demás… ¡Que placentero! ¡Que buena vida!.
Cuando miramos hacia nuestro lado observamos a nuestro vecino laburando a más no poder, tratando de conseguir arreglar un artefacto que le dieron para reparar. Nos acercamos y le preguntamos que es lo que está haciendo y para qué. Él nos responde que lo hace porque necesita dinero para pagar el alquiler de la casa, porque está ahorrando para poder comprar algo más o menos lindo y poder dejar de pagar tantos alquileres. Analizamos un poco la situación desde el punto de vista nuestro y vemos que es injusta la vida… Pero, si lo vemos de otro modo, unos años después nosotros seguimos teniendo la misma casa, cada vez que queremos cambiar algo llamamos a otros a que nos hagan los cambios y lo disfrutamos por un tiempo, luego nos aburre y hacemos otros cambios. Nuestro vecino, luego de tanto trabajar, consiguió comprar una casa y dejar de pagar alquiler. Cada vez que llega de trabajar se lo ve con una enorme sonrisa en la cara y entra con tanto orgullo que nos hace tener nuestras dudas. Así que vamos a preguntarle que es lo que lo llena de tanta felicidad al bajar del auto y caminar hasta la puerta. Él nos contesta que cada vez que mira todo lo que consiguió le hace recordar a las épocas en donde se mató trabajando, donde dedico tanto esfuerzo y tiempo para conseguirlo… y acá está, feliz y dichoso de la vida. En cambio, nos ponemos a mirarnos a nosotros y nunca pudimos conseguir tanta felicidad, comenzamos a recordar como conseguimos nuestra casa y vemos que solamente sacamos dinero de nuestro bolsillo y el único esfuerzo fue elegir la mejor a nuestras comodidades.

No digo que sea malo obtener las cosas rápidamente, pero cuando uno puede trabajar para hacerlo, es más gratificante.

He visto personas que solas llegaron a crear grandes empresas en donde no solo se hicieron ricos ellos si no también a toda la familia y amigos ya que les consiguió trabajos a todos. Pero esa persona se hace tan vieja luego de tantos años que no puede seguir al mando de dicha empresa y comienzan los hijos a gobernarla. ¿Cómo termina la empresa? Fundida. ¿Por qué? Porque ellos no supieron administrarla como debían, porque no tenían vivido en carne propia el esfuerzo que conlleva crearla, entonces no les interesaba mucho. Ya que ellos solamente se sintieron favorecidos por el esfuerzo de otros.

Nos dejamos influenciar por la sociedad en la que vivimos, a pesar de que nuestras costumbres van cambiando a medida que la sociedad evoluciona, el gobierno nos impone, muchas veces sin darnos cuenta, sus normas. He visto personas que se visten de negro, completamente de negros y se hacen llamar Darks, están en contra de todos, hasta de sus vidas seguramente. Creen que sus vestimentas son para demostrar rebeldía cuando las compran en locales que están funcionando gracias al sistema impuesto por el gobierno. ¿O sea? ¿Qué pretenden demostrar? Insuficiencia mental.

Todos tenemos nuestro lado loco, nuestro lado más sensible a las emociones más atrevidas. He visto a mi viejo bailar y cantar y hasta gritar en ciertas ocasiones en donde me he quedado atónito al verlo, porque son momentos que no suelen verse todos los días. Son esas emociones que uno no demuestra a menudo. ¿Cuántas veces dejamos de hacer algo por miedo a lo que digan los demás? ¿Cuántas veces no concretamos un sueño porque creemos ser lo suficientemente maduros como para realizar algo tan tonto? A pesar de que tengo 19 años cuando siento deseos de ver Dragon Ball Z, lo miro sin ninguna importancia. Lloro en el último capítulo como si fuera la primera vez que lo vi, es algo que me trae demasiadas emociones, recuerdos y sentimientos únicos. Y la gente piensa: Que inmaduro este chico, no crece más. Pero… ¿Qué tiene de malo sentirse feliz con lo que uno realmente desea? Una vez comencé a sacar fotos en momentos desagradables, me putearon tanto por hacerlo ya que siempre las fotos tienen que salir sonriendo, posando o mostrando una falsa imagen de lo que ves. En cambio, cuando pasé estas imágenes a la PC para poder verlas, me tenté tanto de la risa… y no sólo eso, si no que hoy en día, al verlas me recuerdan esos momentos y me hacen llorar de la alegría. En cambio ves una foto común, en donde salen sonriendo y diciendo “whisky” y me parece muy simple, muy monótona, muy aburrida y hasta patética. ¿Por qué dejarnos influenciar por gente que no disfruta de su vida y se ríe de los demás para opacar su infelicidad? ¡NO! Hagamos lo que deseamos en el momento que deseamos, siempre y cuando no ofendamos ni molestemos a los demás.

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